Lola Fernández Psicóloga
Lola FernándezPsicóloga

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Lola Fernández

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Terapia cognitivo Conductual

La Terapia Cognitivo Conductual constituye el punto de referencia principal de los tratamientos psicológicos empíricamente validados.


El objetivo de la terapia es mejorar la calidad de vida de quienes nos consultan, teniendo en cuenta que éste es un concepto altamente subjetivo donde cada sujeto impone su sentido.

 

 

CARACTERÍSTICAS DE LA TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL


  • Es de corta duración, en comparación con otras modalidades de psicoterapia.

 

  • Los consultantes pueden ser una persona, una pareja, una familia o un grupo. 

 

  • Es activo-directiva, esto significa que los cambios requieren compromiso y un rol protagonista del cliente, quien no se limita a concurrir a las sesiones, sino que además va produciendo cambios graduales en su vida cotidiana. El terapeuta complementa la escucha con intervenciones que promueven no solo la reflexión sino además la acción.

 

  • Se incluyen tareas para realizar entre las sesiones, como forma de poner en práctica los aspectos trabajados en la consulta.

 

  • Se genera una relación colaboradora entre terapeuta y cliente, en la que el rol del terapeuta consiste en asesorar y acompañar en el camino hacia los cambios que se deseen promover.

 

  • Está orientada al presente. La reflexión sobre el pasado tiene como finalidad generar cambios en el presente en pro de una vida más plena y gratificante.

 

  • La terapia se considera efectiva en la medida que el cliente logre las metas que se propuso y mejore su calidad de vida.

¿Cómo se desarrolla la terapia?
El propósito de la terapia es ayudar al paciente a cultivar nuevas formas de pensar y de actuar que le permitan enfrentar sus problemas con mayor eficacia, relacionarse mejor con sus semejantes, expresar sus emociones de manera adecuada y aumentar su resistencia a las frustraciones. Se apunta en general a mejorar su funcionamiento social, familiar, laboral y de pareja. Sus principales características son las siguientes:

  • Tratamiento centrado en los problemas actuales del paciente. Aunque se analiza la historia del sujeto, así como el origen y evolución de sus problemas, la terapia se orienta principalmente a desarrollar estrategias para enfrentar sus dificultades actuales y desafíos futuros.

  • Definición clara de objetivos. Se procura establecer objetivos concretos y se trabaja en función de los mismos. Dichos objetivos pueden ser puntuales (superar una fobia o una disfunción sexual), pero más frecuentemente son complejos: tomar decisiones trascendentes, encarar la disconformidad crónica con la propia vida, manejar conflictos familiares, mejorar el desempeño social, etc. Se considera que la terapia es eficaz cuando contribuye a alcanzar estos objetivos.   

  • Enfasis en las causas que mantienen el trastorno. Se procura identificar los “pensamientos automáticos” y otros mecanismos que disparan reacciones inconvenientes, emociones negativas y comportamientos improductivos.

  • Terapia activa. El sujeto aprende y ensaya nuevos esquemas de pensamiento y estilos de conducta más eficaces.

  • Diálogo abierto y natural: paciente y terapeuta discuten libremente los distintos temas. Se evita la relación “vertical” y la dependencia: el terapeuta y su paciente conforman un equipo de trabajo para examinar las situaciones que atraviesa el paciente, el modo como este piensa y reacciona ante ellas y las opciones disponibles. 

  • Enfasis en la adquisición de habilidades: se procura que el paciente adquiera herramientas tales como habilidades de comunicación, de resolución de problemas, de negociación, autocontrol de la ansiedad, etc. para hacer frente a futuros desafíos.